Los viñedos de San Cobate se encuentran situados en la Ribera del Duero, en el triángulo de oro formado por Gumiel de Mercado, La Horra y La Aguilera. Esta región vitivinícola está considera una de las más importantes de España. Nuestros viñedos se encuentran a una altitud que van desde los 830 metros hasta los 910 metros.
Antes de la creación de la D.O. Ribera del Duero, esta región ya era conocida como una tierra excepcional para la elaboración de vinos únicos.
Es necesario remontarse nada menos que 2.500 años para encontrar la primera referencia vinícola de la zona.
Todo el viñedo es sostenible, se respeta al máximo los procesos y los ciclos de la naturaleza. El momento óptimo de maduración de cada parcela para ser vendimiada, lo decide el equipo de enólogos junto con el responsable de viticultura. La vendimia en San Cobate es manual, respetuosa y experta. Todos los años, antes de comenzar la jornada de la vendimia, se analiza junto con los vendimiadores las características de los racimos que se van a vendimiar para que estén en perfecto estado sanitario y de maduración. Nuestro equipo de 16 personas, año tras año, recogen en cajas de 15 kilos la uva de las zonas y parcelas seleccionadas cada día.
En San Cobate resaltan tres parcelas bien diferenciadas y con un especial interés por sus condiciones de altitud, entorno, orientación y tipo de suelo: Monasterio, Bancales de Jalón y Altos del Visó.
Esta parcela es una ladera con orientación sur situada en las tierras más próximas donde se encontraba el antiguo monasterio de San Cucufate.
El suelo es arcilloso calcáreo y las filas de plantación están orientadas norte-sur, dando lugar a unas muy buenas maduraciones logrando altos índices de taninos y polifenoles, y por tanto unos vinos con una buena aptitud para largas crianzas.
La gran característica de esta zona es la variabilidad que hay en pocos metros. La forma sinuosa de los bancales da lugar a diferentes orientaciones y distintas composiciones de suelo, todo ello unido a un desnivel de más de 80 metros desde la viña más baja hasta la de mayor altitud.
En general son terrenos calizos, pobres y de poca profundidad. En los taludes podemos encontrar especies aromáticas que son potenciadores de aromas naturales y barreras vegetales.
Es un páramo de excelente insolación y gran altitud, llegando a los 910 metros. El suelo es arcilloso-calcáreo, con un nivel tan alto de caliza, que su color es completamente blanco. La continua aireación que recibe le confiere una excelente sanidad.
La parcela es muy pedregosa. Las piedras ayudan a la maduración de la uva ya que durante el día acumulan calor que va cediendo poco a poco durante la noche. La altitud del terreno ayuda a la conservación de la acidez. Estas condiciones tan extremas, dan rendimientos muy limitados y uvas muy concentradas.